

Nuevas tendencias en el Absentismo, artículo de Elena Galatsopoulou, terapeuta familiar, sobre el absentismo y la integración de adolescentes extranjeros.
Nuevas tendencias en el Absentismo
El absentismo está muy asociado con el concepto de “desestructuración familiar”, es decir, con los nuevos modelos familiares: familias divorciadas, reconstituidas o de segundas nupcias, madres solteras, etc. Pero esa generalización no siempre es confirmada por los estudios científicos, ni tampoco por los casos que encontramos en las aulas o los consultorios. El caso de B. ilustra nuestra hipótesis:
B. proviene de una familia nuclear, que no se ha separado, ni tiene pensamiento de hacerlo. Tiene dos hermanos mayores y todos son de los mismos padres, de modo que tratamos con un modelo de familia tradicional. Ambos padres trabajan en horario de mañana, pasando sus tardes en casa con sus hijos, de manera que tampoco podríamos argumentar que se trata de una chica poco atendida por tener a sus padres demasiado volcados en su carrera profesional. B. no da problemas en casa, no presenta conductas disruptivas en clase y no es una chica conflictiva en su entorno de iguales. No es conocida por la policía por ningún otro motivo que no sea el absentismo. En otras palabras, no es el “caso típico” de absentista, pero es sin duda una adolescente absentista. No obstante esta familia tiene una característica que la diferencia del resto de las familias que habitualmente ocupan a los profesionales que trabajamos en la materia del absentismo: es británica.
El caso de B. suscita el interés de los profesionales de educación en el momento que un profesor presencia una discusión entre B. y unas compañeras de aula durante la realización de un proyecto, que requiere el trabajo en equipo. El resultado de la discusión es que B. se queda prácticamente excluida de su grupo de trabajo, por lo que el profesor pide hablar con ella a solas. B. se niega a conversar a solas con el profesor e insiste en la presencia de un compañero suyo, también británico. Aunque en un principio parece que el compañero facilitará el entendimiento entre profesor y alumna, éste termina traduciendo la conversación íntegra, ya que el conocimiento de castellano por parte de B. es escaso.
Según la información facilitada la familia de B. llegó a Alicante hace apenas un año y se instaló en un municipio costero de la provincia. El motivo del traslado fueron los abuelos maternos que llevan viviendo aquí desde que se jubilaron –hace aproximadamente 7 años-. Como las relaciones con esos abuelos eran muy buenas y pasaban gran parte del día con sus nietos, la familia de B. decidió seguirlos. Hoy por hoy los padres de B. trabajan en una empresa multinacional, mientras sus dos hermanos mayores estudian en una academia privada bilingüe. B. afirma tener muchos amigos de la urbanización donde reside, realizar varias actividades extraescolares por las tardes y tener muchas aspiraciones para el futuro. La percepción del profesor es que es una chica inteligente, educada y con un discurso bastante maduro.
Sin embargo, cuando consulta el caso con el tutor de la alumna, éste le informa que B. va muy mal en la gran mayoría de las asignaturas, falta con asiduidad de las clases y que seguramente va a tener que repetir el 3º de E.S.O. La única entrevista que ha podido mantener el tutor con los padres de la menor, también ha sido “con ayuda de traductor”. Del absentismo de B. están informados los SS.SS. que han seguido su protocolo habitual, de modo que la policía también tiene conocimiento del caso. Sin embrago, se puede afirmar que aunque todos los colectivos y autoridades están informados, nadie está interviniendo.
Es evidente que el absentismo de B. no está derivado de factores socio-económicos de la familia, ni de “desestructuración” o conflictividad familiar, ni de capacidades de la propia menor, y seguramente tampoco del modelo educativo y de disciplina que aplica la propia familia. El absentismo está claramente derivado de la falta de integración de la familia de B., y de B. en particular, en España. Tanto B. como toda su familia se relacionan sólo con miembros de la comunidad británica de la zona donde residen y con su familia más amplia, donde prácticamente nadie habla castellano ni se preocupa por aprenderlo. No es de sorprender que B. no sólo no pueda defender las asignaturas en castellano, sino que además no se encuentre motivada para estar en clase, ya que no puede comunicarse con los profesores y los compañeros sin la ayuda de un “traductor”. La familia experimenta su estancia en España como algo definitivo, pero aún así, vive y pretende seguir viviendo dentro de su, amplia sin duda, comunidad británica, considerando que una mayor implicación en la “vida española” (idioma, costumbres, gastronomía, fiestas y demás códigos culturales) no es necesaria.
Un estudio más profundo del caso, nos permite matizar que la ausencia de actuaciones profesionales está relacionada con el hecho de que B. “no da más problemas”, lo que hace que la presión social y la necesidad de intervención por parte de los contextos en los que se mueve B. (familiar, escolar y social) es prácticamente inexistente. Y esa es la realidad de la mayoría de los extranjeros (en su mayoría comunitarios) absentistas. En la provincia de Alicante, donde cada vez reside mayor porcentaje de extranjeros de forma permanente, las dificultades de los menores para integrarse en su “nueva casa”, desembocan con frecuencia en conductas absentistas, fracaso escolar y conductas de retraimiento en el aula; a la vez que la búsqueda de su identidad y sentido de pertenencia la realizan dentro del entorno que componen personas del mismo origen nacional. Pero como esas conductas no van acompañadas por conductas delictivas o predelictivas y ni siquiera disruptivas y sus familias no son usuarias de servicios asistenciales, estos casos no suscitan alarma social y rara vez despiertan el interés de los colectivos profesionales implicados. Sin embargo estos adolescentes extranjeros no son menos absentistas que los españoles absentistas y merecen la misma atención por parte de todos los profesionales, aunque no provoquen el mismo grado de preocupación ni desencadenen el mismo número de problemas en su contexto social, escolar y familiar.
Desde aquí nos gustaría plantear que todos los colectivos profesionales directamente implicados (profesores, policías, SS.SS.) podrían unirse en una primera línea de intervención que supondría la base para cualquier intervención posterior: trasmitir a los menores y sus familias la importancia del conocimiento del idioma y de los códigos culturales de aquí para poder facilitar la plena integración de ellos en su “segunda casa”, sin tener que perder su identidad nacional. El objetivo sería que estos adolescentes estuvieran cada vez más capacitados para afrontar su nueva realidad y para sentirse competentes en el ámbito escolar, eligiendo y puliendo su identidad y superando los retos académicos que se les propusieran.
Elena Galatsopoulou
Psicóloga, Terapeuta Familiar y de Grupos
Servicio de Atención a la Familia
Diputación de Alicante
Autor: Elena Galatsopoulou
Comentarios
12/09/2007 a las 11:37
Es la diferencia de ser un país receptor de estudianes con inquietudes para con su idioma, a un país receptor de inmigración con motivo de demanda de empleo, y la oferta de su clima. Carencia de motivación para la incorporación de nuestra cultura, y nuestro idioma. Deficiencia de nuestro sistema para poder dar cobertura a las distintas lenguas que se pueden albergar en pequeños municipios. Hace unos años, en poblaciones como Rojales, o Ciudad Quesada, se encontraban con ciudadanos rusos, croatas, serbios, ingleses, franceses, alemanes, belgas, marroquís, argelinos…imposible dar cobertura a tanto idioma?o quizás también falle la presión de nuestro sistema para que dominen nuestro idioma? En cierto modo, no sólo bastaría con medios para ayudar a nuestros nuevos ciudadanos, sino, también, hacerles ver las obligaciones que deben contraer.
Enviado por: Javier Albarracín
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