

“La otra cara de la adolescencia” Una mirada hacia esos “otros” adolescentes que… también padecen de adolescencia. Por Inmaculada Garay, terapeuta familiar y de grupos.
“LA OTRA CARA DE LA ADOLESCENCIA”
Una mirada hacia esos “otros” adolescentes que… también padecen de adolescencia.
Llevamos siete años haciendo grupos terapéuticos de maduración en institutos de Alicante y la provincia y, en éstos siete años, paralelamente al vertiginoso cambio social que ha ido aconteciendo, las problemáticas por las que los chavales consultan también han ido cambiando. Aunque la base de todas ellas sea el difícil momento vital en el que el adolescente se encuentra, hemos ido observando diferentes matices en cuanto a los motivos que suscitan la petición de consulta, que probablemente tengan mucho que ver con el devenir social y con el “hacia dónde vamos” en nuestra sociedad actual.
En los dos grupos desarrollados en Alicante en ésta edición 06/07, podríamos hablar de dos conductas adolescentes muy polarizadas, que siempre han concurrido en los grupos de maduración, pero éste año toma especial relevancia una de ellas por el numero de chicos que ha demandado y que inferimos va en aumento.
Quién no ha oído hablar del “adolescente conflictivo”, “problemático”, que interfiere en el aula, en la propia familia y en la sociedad, y que ha generado siempre demandas de abordaje profesional por parte de los colectivos que trabajamos con ellos (profesionales del campo de la salud mental, educadores, terapeutas familiares, trabajadores sociales, policías y un largo etc).Son chicos que generan mucha sensación de alarma, por que sus conductas suelen ser llamativas, visibles, ruidosas y me atrevo a decir molestas.
Pero ¿qué hay de esos otros chicos a los que no se les oye, los que no preocupan por que no hacen nada preocupante, los que no interfieren en las aulas por que ni siquiera hablan? ¿Qué hay de esos chavales cuya timidez y/o sentimientos de inadecuación no les permite relacionarse con sus iguales? .Los que no salen los fines de semana por que no tienen amigos o no están de acuerdo con su forma de divertirse, los que se sienten excluidos y no aceptados, los que en algún momento han sufrido las burlas de los demás .…¿Reparamos en que ellos también tienen problemas?.
Hay que tener en cuenta que están en un momento vital en el que son muy importantes: la identidad y la pertenencia.
Podemos afirmar que, de los dos grupos desarrollados en Alicante en ésta edición del programa, en un 40% y un 50% respectivamente, los adolescentes manifestaban dicha problemática y las peticiones de inclusión en el Grupo tenían que ver con el alto nivel de sufrimiento que les generaba el sentirse excluidos y con dificultad de relacionarse adecuadamente.
Son chicos con una dificultad importante en la relación con sus iguales, baja autoestima, sentimientos fuertes de inadecuación, una percepción distorsionada de su imagen (se detecta mayormente en el caso de las chicas), sentimientos de exclusión y de no identificación con el grupo de iguales.
Las familias de estos adolescentes no sentirán que sus hijos tengan algún problema por que probablemente los padres tendrán sensación de “control” sobre ellos: no salen, están en casa, están ajenos a todos los peligros que hay fuera, no suelen tener problemas en la asunción de normas, se divierten jugando con las nuevas tecnologías, juegos individualistas que no admiten mayor participación que la de un rival. Normalmente se relacionan con algún otro adolescente de sus mismas características y con su misma problemática. En ocasiones han sufrido el acoso y/o las burlas de sus compañeros, pero han aprendido a sobrellevarlas con mayor o menor dignidad. A veces, incluso, las familias desconocen que hayan tenido que enfrentarse a situaciones de éste tipo.
Para éstos chicos su participación en los grupos de maduración implica un cambio que valoramos muy positivamente y que se puede constatar en el transcurso del propio proceso terapéutico.
Ya el hecho de realizar la “demanda” inicial tiene implicaciones reestructurantes, pues incluye tener conciencia de problema y motivación para cambiar aquellas actitudes relacionales que les generan sufrimiento y que ellos han de trabajar en Grupo. El tener que superar sus miedos y enfrentarse a la intimidad de un grupo de iguales, ya en sí mismo, les hace sentirse incluidos en un contexto en el que necesariamente se hablará de problemas y en el que ellos podrán sentirse identificados con otras problemáticas similares. Conforme afloran los sentimientos de identificación mutua y de pertenencia al Grupo se ponen en marcha recursos terapéuticos, que inducirán al cambio.
De ésta manera, los grupos constituyen un trampolín relacional y un aprendizaje que los adolescentes con ésta problemática, a medida que vayan ganando en confianza, podrán aplicar progresivamente a otros ámbitos relacionales de mayores dimensiones: grupo-clase, centro educativo, relaciones interpersonales fuera del centro, ámbitos profesionales (en los casos de chicos que dejan los estudios para trabajar), etc.
Afortunadamente, en los contextos educativos se está atendiendo también a ésta problemática y se le está dando mayor significación, aunque estas conductas adolescentes no tengan repercusión como “conductas-problema” en los centros educativos a nivel institucional, en el sentido que no requieren la apertura de expedientes disciplinarios, ni de acciones sancionadoras, etc.
No se nos olvide que ellos también tienen problemas y también sufren, aunque sean la otra cara de la moneda de una adolescencia que “no nos dá problemas”.
Por: Inmaculada Garay Reyes
Terapeuta Familiar y de Grupos
Servicio de Atención a la Familia
Diputación de Alicante
Autor: Inmaculada Garay
Comentarios
17/11/2007 a las 18:50
Si debe de ser asi sigan combatiendo sobre eso, los felicito sigan adelante
Enviado por: Rubí
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