

Interesante caso práctico sobre violencia intrafamiliar facilitado por Inmaculada Garay, terapeuta familiar.
LA GÉNESIS DE LA VIOLENCIA FILIO-PARENTAL: CASO PRÁCTICO
Pretendo que profesionales y lectores hagamos una reflexión sobre qué ocurre en las familias cuando los conflictos que se generan entre padres e hijos, en vez de resolverse se agravan, pudiéndose llegar a la agresión física de los padres por parte de los hijos. Para ello expondré el caso de una familia que acude a terapia por éste problema.
La familia a la que me voy a referir es monoparental, compuesta por madre e hija. C. tiene 16 años y está escolarizada en 3º de la E.S.O. Su madre está iniciando la cuarentena y es empleada de un establecimiento comercial, aunque, tiene mayor capacitación profesional.
Los padres se separaron hace 6 años por los malos tratos del padre a la madre. Ambos cónyuges consumieron drogas durante el último año de convivencia. La chica recuerda de esa época que “la dejaban durmiendo de noche encerrada en el coche mientras sus padres estaban de fiesta”. Se infiere que existió abandono por dejadez en la funciones en aquel momento, en que la niña tenía 7 años. Dice que no quería que sus padres se separaran, pero, refiere episodios de violencia, donde “el padre cogía del cuello a su madre y tiraba cuchillos”. Le parecía normal, pues era algo cotidiano.
Al separarse, la madre decide regresar a Alicante con su familia y viven con la abuela materna y dos hijos solteros de ésta durante dos años. Esa época fue un descontrol por que C. no hacía caso a su madre y tampoco a la abuela. Hace cuatro años se independizan en una vivienda de alquiler, para tener mayor autonomía y espacio propio. Se infiere que la madre está rehaciendo su vida con una pareja homosexual, pero esto es algo que no se habla abiertamente. Si hablan de la animadversión que C. manifiesta contra ésta persona “amiga” de su madre.
El problema que C. manifiesta tener es que “discuten mucho porque su madre le dice “no” a todo”. Se arrepiente de haber pegado a su madre y le pide que no esté de mal humor, porque, ahora “su madre no le habla”. Por su parte la madre afirma, que “ella trabaja y su hija manda”.Se arrepiente de la libertad que le ha dado por que siente que ahora no tiene ningún poder sobre ella. Hace una declaración de absoluta incapacidad para imponerse y dice que “se siente controlada por su hija”: le da explicaciones de lo que hace, con quién va, por que la hija tiene miedo de que caiga otra vez en la droga.
Tras la agresión, le aconsejaron a la madre que pusiera una denuncia, pero ella decidió venir primero a terapia.
Análisis:
Tras la primera entrevista observamos que todo va al revés en ésta familia: una hija que tiene miedo a que su madre caiga en las drogas y, una madre, que pide reconocimiento a la hija. Esta mujer siente que su hija se avergüenza de ella y la hija no reconoce a la pareja de la madre como figura afectiva y de autoridad.
Por otra parte, el pasado parece pesar mucho en ésta familia. La niña parte del miedo a la pérdida y al abandono de una madre, que por otro lado, está pidiendo a gritos rehacer su vida.
En ésta encrucijada se encuentran las dos en una dinámica marcada por la cercanía y por el malestar que les supone el exceso de la misma, en una relación fusionada en la que parecen tener cabida sólo ellas dos.
Esta chica llegó a manifestarse “celosa” de las amistades de su madre, en un apego disfuncional que no le estaba permitiendo crecer. Se mostraba contraria a que su madre pudiera salir con amistades o tuviera un espacio propio, diciendo “Me da rabia, me dan celos…no sé. Es que la quiero todo el rato conmigo.”
Pero ¿qué factores entran en juego en la génesis de la violencia intrafamiliar? ¿Por qué un hijo llega a pegar a sus padres?. En el caso que nos ocupa nos planteábamos si podían tener mayor peso los factores del pasado o los factores que tenían que ver con la reorganización actual de la familia.
Los hijos aprenden a servirse del sentimiento de “culpa” de los padres, para obtener control sobre los mismos. Los padres se acomodan a no reaccionar para evitarse conflictos mayores. En esa posición disfuncional, las jerarquías se invierten. Cuando el acto violento aparece, las situaciones que se generan pueden recordar a una madre que ha sufrido maltrato dinámicas de relación del pasado, apareciendo las similitudes y comparaciones con el progenitor violento. C. llegó a declarar “Estoy enferma como mi padre, yo no quiero tirar cosas ni ser así. Estoy mal…necesito ayuda”.
Se trabajó un ritual de reparación por el daño infringido a ésta niña en el pasado (abandono, desatención..) pero, fue cuando se trabajó el sentimiento de vergüenza y la aceptación de la nueva pareja de la madre, cuando la relación madre e hija mejoró. Resultó una relación más madura en la que tenían cabida los espacios individuales de ambas, desapareciendo la relación fusionada anterior, que pudiera posibilitar un adecuado desarrollo emocional de la menor.
Fdo: Inmaculada Garay Reyes
(Terapeuta Familiar y de Grupos, Servicio de Atención a la Familia. Diputación de Alicante)
Autor: Inmaculada Garay Reyes
Comentarios
29/10/2007 a las 18:29
Tengo la sensación, aunque reconozco saber muy poco de estos temas, que esta chica ha adoptado el papel del padre que se fué, tratando de sustituirle en todo respecto a su madre a la que ha rebajado al papel de compañera e igual. Los celos, las agresiones, los reproches, etc. podrían ser una exteriorización del sentimiento de abandono y el miedo a quedarse sola por parte de su madre a la que trata de retener para sí imitando la única autoridad que conocía que era la del padre.
Enviado por: Miguel A. Piera
29/10/2007 a las 15:12
Siempre me sorprenderá el trabajo que se hace con estas familias desestructuradas y el buen resultado que obtenéis. ¿ es una varita mágica o qué? seguro que no, sino esfuerzo, trabajo, creer en lo que se está haciendo y tratar a las personas como personas que son. Gracias por dejarme compartir vuestras experiencias.
Enviado por: Piedad Lopez Casado
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